Transporte refrigerado y planificación postvacacional: cómo anticipar el repunte de septiembre en alimentación

La temporada estival representa, para muchos sectores, un periodo de desaceleración operativa. Sin embargo, esta pausa temporal da paso a una de las etapas más críticas para la cadena logística: la reactivación de septiembre.

En el caso del transporte refrigerado, especialmente vinculado al sector alimentario, la planificación postvacacional cobra una importancia estratégica para garantizar la continuidad del suministro, la calidad de los productos y la eficiencia operativa.

Septiembre marca el regreso al consumo intensivo, el restablecimiento de los niveles de producción, y la necesidad de abastecer a grandes superficies y mayoristas que deben afrontar una creciente demanda. La capacidad de anticiparse a este repunte es clave para mantener la competitividad y asegurar un servicio sin interrupciones.

Un sector con ritmo propio

 

La industria alimentaria presenta una serie de particularidades que requieren un enfoque logístico altamente especializado. La naturaleza perecedera de los productos y su necesidad de mantenerse dentro de rangos térmicos controlados convierten al transporte refrigerado en un eslabón crítico. A esto se suma la variabilidad estacional del consumo y las fluctuaciones de demanda, especialmente notorias tras el periodo vacacional. En este contexto, las grandes cadenas de distribución también activan estrategias para estimular el consumo: en septiembre de 2024, Eroski implementó una campaña de reducción de precios que afectó a 2.000 productos, incluidos productos frescos, como parte de sus iniciativas comerciales para incentivar la demanda tras las vacaciones. Esta dinámica genera un efecto directo sobre la logística, que debe responder con mayor agilidad y precisión ante la reactivación de los flujos de distribución y abastecimiento.

El valor de la planificación anticipada

 

Una estrategia logística eficiente debe incorporar un enfoque predictivo. Para ello, es fundamental contar con sistemas de análisis que permitan detectar patrones de comportamiento en la demanda, niveles históricos de expediciones, y la evolución del consumo en grandes superficies y canales mayoristas.

En este sentido, la anticipación del repunte de septiembre implica:

  1. Previsión de volúmenes: Estimar el incremento de mercancía a transportar, considerando tanto productos refrigerados como congelados, permite ajustar la disponibilidad de recursos y rutas.
  2. Gestión de la capacidad: La planificación de flotas, tanto en grupaje como en cargas completas, debe alinearse con los picos de producción de los clientes. La flexibilidad y escalabilidad de los recursos son claves.
  3. Almacenaje estratégico: Disponer de stock adelantado en puntos logísticos cercanos a los núcleos de distribución permite reducir los tiempos de respuesta y evitar cuellos de botella en momentos de alta demanda.
  4. Coordinación con los clientes: La colaboración estrecha con productores, distribuidores y responsables de compras en grandes superficies facilita la alineación entre oferta logística y necesidades comerciales.
  5. Refuerzo de los controles de calidad: En escenarios de mayor exigencia operativa, es imprescindible reforzar los protocolos de trazabilidad, conservación y seguridad alimentaria.

Tecnología y trazabilidad como pilares operativos

 

El uso de herramientas tecnológicas es determinante para mantener la estabilidad operativa en momentos de alta rotación. La integración de sistemas de gestión de transporte (TMS) y gestión de almacenes (WMS), junto con la monitorización en tiempo real de la cadena de frío, permite una toma de decisiones más ágil, eficiente y segura.

En el caso del transporte refrigerado, la trazabilidad no solo se refiere al seguimiento del producto, sino también al monitoreo constante de las condiciones térmicas. Esto es especialmente relevante en rutas internacionales o de larga distancia, donde cualquier desviación de temperatura puede comprometer la calidad de la mercancía.

La tecnología permite actuar con rapidez ante incidencias, optimizar la planificación de rutas en función del tráfico o condiciones meteorológicas, y garantizar el cumplimiento de los estándares más exigentes del sector alimentario.

Portugal y España: distribución estratégica en la península

 

Uno de los factores diferenciales en la logística postvacacional es la cobertura geográfica. La distribución alimentaria en mercados como Portugal y España exige una coordinación precisa entre almacenes, centros logísticos y flotas de transporte.

Las entregas en grandes superficies, que se intensifican con el retorno de la actividad comercial en septiembre, requieren no solo puntualidad sino también cumplimiento riguroso de los protocolos sanitarios y logísticos. A su vez, el servicio a mayoristas debe responder con agilidad y capacidad de adaptación ante pedidos urgentes o de última hora.

Contar con infraestructura propia en ambos países, junto con personal cualificado y experiencia operativa, permite ofrecer una respuesta competitiva en este contexto de reactivación.

Prepararse para responder al mercado

 

La planificación postvacacional en el transporte refrigerado no es solo una tarea operativa, sino una ventaja estratégica. Permite a los operadores logísticos acompañar a sus clientes en su proceso de reactivación, asegurando que los productos lleguen en las condiciones óptimas, en el tiempo previsto, y con la garantía de cumplimiento normativo que exige el mercado.

Anticiparse al repunte de septiembre significa transformar un reto operativo en una oportunidad para consolidar relaciones de confianza, optimizar recursos y reforzar la posición en un mercado cada vez más competitivo.


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